El arte moderno mexicano en «Pinta la Revolución»

A decir de los comisarios Miguel Fernández Félix, exdirector del Museo del Palacio de Bellas Artes de México, y Timothy Rub, director del Museo de Arte de Filadelfia, Estados Unidos, pocos movimientos artísticos han logrado capturar la imaginación de especialistas y público en general, como el arte mexicano de la primera mitad del siglo XX, cuyos propósitos se ligaron con los profundos cambios políticos, económicos y sociales, producto de la Revolución.

Para dar cuenta de ello, entre octubre de 2016 y mayo de 2017, se organizó en ambos recintos la exposición Pinta la Revolución. Arte moderno mexicano, 1910-1950, cuyo catálogo aparece ahora como primer tomo de una colección de ensayos sobre ese periodo del arte, coeditada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, la Fundación Jenkins y el Fondo de Cultura Económica, entre otras instancias.

Es un volumen de 157 páginas, profusa y bellamente ilustrado con los ensayos “El arte moderno y México, 1910-1950” de Matthew Affron, “Testimoniando la Revolución, forjando patria” de Robin Adéle Greeley, “Everything was for the Revolution (Todo fue por la Revolución). Muralismo en la Secretaría de Educación Pública” de Dafne Cruz Porchini, “La gráfica: distribución y talleres” de Renato González Mello y “El método de dibujo Best Maugard y una nueva generación de artistas” de Mireida Velázquez. Se incluyen los capítulos sin texto “Modernidad y mexicanidad” y “Pinta la Revolución” sólo con reproducciones artísticas.

Este primer volumen, dice la nota de editor, presenta un planteamiento general y temas como los inicios del muralismo, el papel de la gráfica y la transformación de la educación artística. Próximos a circular, el tomo II abordará la vanguardia posrevolucionaria y la fotografía, y el III, el muralismo estatal de los años treinta y cuarenta, el surgimiento del surrealismo, arquitectura y cine (J. Amador).

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