Octavio Paz, caudillo de la cultura mexicana

Octavio Paz, se le recuerda como el poeta imprescindible; el Colegio Nacional le organiza homenaje.

La noticia de su muerte conmocionó varios círculos de poder e intelectuales de México que se dieron cita en el Palacio de Bellas Artes al día siguiente, donde fue despedido con los máximos honores, casi como un héroe nacional, con discursos encabezados por el entonces presidente Ernesto Zedillo, en compañía de amigos, adversarios y otros personajes, entre ellos el historiador Enrique Krauze, el cronista y ensayista Carlos Monsiváis, la actriz María Félix y los políticos Cuauhtémoc Cárdenas y el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador.

Hombre de su tiempo, con contradicciones y convicciones, a 25 años de su partida, es innegable el sello de las palabras de Octavio Paz en la historia de la poesía nacional e internacional, pero también del pensamiento histórico y político mexicano, el cual sigue siendo parte de las discusiones en la república de las letras mexicanas.

Sobre esta postura, el investigador comenta que la discusión que puso sobre la mesa Octavio Paz, aún se maneja hoy entre la intelectualidad mexicana. “Podemos estar o no de acuerdo con las posiciones políticas de estos círculos, tenemos que reconocer, en medio de las convicciones políticas actuales, que el pensamiento de Octavio Paz sigue vigente.

No está peleada una cosa con la otra, hay que reconocer que Paz fue un gran poeta, con poesía y ensayos muy adelantados a su tiempo. Pero tener una actitud crítica a la postura política de Octavio Paz es saludable, porque nos hace reconocer que su obra refiere a un hombre de su tiempo, que respondía a su contexto y circunstancias, hasta personales y subjetivas. No podemos crucificarlo como el mayor tirano de la cultura mexicana, pero tampoco consagrarlo como el pensador inmaculado al que tenemos que honrar permanentemente”, concluye.

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