El arte chicano tiene casa nueva en Riverside: el Cheech

De niño, a Cheech Marin le encantaba coleccionar objetos: tarjetas de béisbol, estampillas postales, canicas y luego organizarlos obsesivamente.

“Tenía la manía de codificarlos y ponerlos en una especie de colección o conjunto”, afirmó Marin, de 75 años, mejor conocido como el chicano bigotudo de Cheech & Chong, el clásico dúo de comedia de marihuaneros.

En la década de 1980, animado por un trabajo constante en cine y televisión, la tendencia natural de Marin por el coleccionismo encontró su máxima expresión cuando se enamoró de las obras de artistas chicanos que residían en Los Ángeles, como John ValadezGeorge Yepes y Patssi Valdez.

Sus obras, que sintetizaban influencias mexicanas y estadounidenses y “daban noticias desde el frente”, le parecieron reveladoras, como “escuchar a los Beatles por primera vez”, dijo Marin, quien creció en una familia mexicoestadounidense de tercera generación en el sur de Los Ángeles y el valle de San Fernando.

Desde entonces, ha conformado una colección de más de 700 pinturas, dibujos, esculturas y obras de artistas chicanos en medios variados, entre las que están obras importantes de Carlos Almaraz, Frank Romero y Judithe Hernández. En el mundo del arte, se cree que la colección de arte chicano de Marin es la más grande del mundo.

La colección de Marin se ha instalado de manera permanente en el Cheech Marin Center for Chicano Art and Culture (conocido como “el Cheech”) en Riverside, California, una ciudad de mayoría latina de unos 330.000 habitantes, a unos 88 kilómetros al este de Los Ángeles, en la vasta región metropolitana del Inland Empire del sur de California.

El centro, ubicado en la antigua biblioteca pública de Riverside, es quizá el primer museo de Estados Unidos dedicado a exhibir el arte y la cultura chicana. Marin espera que el proyecto, una asociación público-privada con una considerable inversión municipal, inspire una especie de renacimiento del arte chicano en el Inland Empire, que alguna vez fue cuna de la producción de cítricos de California y una de las regiones de mayor crecimiento y diversidad racial del país.

En un recorrido reciente por el Cheech, previo al día de la inauguración del 18 de junio, Marin estaba muy animado. Se detuvo a admirar la magistral pincelada de “The Arrest of the Paleteros”, de Romero, y la “bomba” de color de la inquietantemente sublime “Sunset Crash”, de Almaraz.

“La historia del Cheech es una historia de casualidades”, señaló Todd Wingate, curador de exposiciones y colecciones del Riverside Art Museum.

En 2017, Wingate y el exadministrador de la ciudad de Riverside, John Russo, le sugirieron a Marin la idea de fundar un museo basado en su colección. En ese momento, la ciudad buscaba un nuevo inquilino para su emblemático inmueble de la biblioteca pública, un edificio modernista de dos pisos y color beige en el centro histórico de la ciudad. La exposición itinerante de Marin de obras sobre el papel, “Papel Chicano Dos”, había atraído en fechas recientes a un público récord al Riverside Art Museum. A cambio de que Marin donara su colección al Museo de Arte de Riverside, la ciudad se haría cargo de los costos de albergarla en el antiguo edificio de la biblioteca.

“No hizo falta convencerlo”, comentó Wingate. “Creo que Cheech estaba empezando a pensar en un lugar al que perteneciera su colección”.

“Si lo piensas, no hay muchos lugares que puedan albergar entera una colección del tamaño y el calibre de la de Cheech”, añadió. “Gran parte de ella vive en un almacén”.

En virtud de un acuerdo de colaboración de 25 años, el Museo de Arte de Riverside gestionará el Cheech y la ciudad aportará alrededor de un millón de dólares al año para cubrir los gastos de funcionamiento.

El Museo de Arte de Riverside financió los cerca de 13 millones de dólares que costó la renovación del edificio de la biblioteca, principalmente gracias a un subsidio estatal de 9,7 millones de dólares y a donaciones privadas. Se prevé que el centro genere tres millones de dólares en ingresos por entradas en su primera década de funcionamiento.

La alcaldesa de Riverside, Patricia Lock Dawson, quien tomó posesión de su cargo una vez finalizada la asociación con Cheech, dijo que no había recibido ninguna oposición a la inversión. (Hubo un comentario de un candidato republicano a la asamblea estatal local que lo calificó como un “museo de arte para drogadictos” en Twitter).

Dawson cree que el Cheech atraerá a personas de todo tipo, entre ellos visitantes internacionales. “Hace poco vi un artículo al respecto en las noticias de arte de Japón”, dijo Lock Dawson. “Si eres del sur de California, en algún momento has estado en contacto con la cultura chicana, ¿cierto? Pero también es interesante para gente de otras partes del mundo”.

“Todos los implicados quieren que el Cheech sea autosuficiente”, aseveró Drew Oberjuerge, directora ejecutiva del Museo de Arte de Riverside, quien espera que la mayor parte de los ingresos procedan de subvenciones, recaudación de fondos, venta de membresías, venta de entradas, en la tienda y alquiler de las instalaciones.

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