Esto responde a que el personal de la agencia de las Naciones Unidas solo tiene acceso a dicha zona y no a la que está bajo el control ruso, de acuerdo con la funcionaria.
Desde el 6 de junio, la OIM reparte agua potable a la población afectada por los ataques ucranianos a la presa de Kajovka, un hecho que ha puesto en riesgo a la población local y que ha levantado opiniones encontradas en la comunidad internacional.
La parte superior de la presa de la planta fue destruida parcialmente el 5 de junio, lo que provocó que el río Dniéper se desbordara en la región, causando inundaciones en varias comunidades.
Representantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que visitaron las ciudades afectadas advierten que es probable que la situación empeore en las próximas horas.
Hasta 40.000 personas han resultado afectadas por estos hechos, de acuerdo con estimaciones del gobernador en funciones de la región de Jersón, Vladímir Saldo.
Sobre la autoría del ataque, el embajador ruso ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Vasili Nebenzia, acusó a las Fuerzas Armadas de Ucrania de la destrucción de la presa en lo que calificó de acto de «terrorismo activo».
Según el Gobierno de Putin, las agresiones ucranianas tuvieron dos fines: reagrupar sus fuerzas y provocar una catástrofe humanitaria.
El 6 de junio, el alcalde de la ciudad de Nóvaya Kajovka –ubicada en la región de Jersón, controlada por Rusia y vecina con la península de Crimea–, Vladímir Leóntiev, reportó una serie de ataques con lanzamisiles múltiples Vilkha del Ejército ucraniano contra la central hidroeléctrica de Kajovka.
Al menos tres tramos de la represa colapsaron bajo la presión del agua, luego de que los proyectiles destruyeran las vigas de compuerta en la parte superior de la instalación. Como resultado empezó una descarga descontrolada del agua y la ciudad de Nóvaya Kajovka se vio anegada. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, señaló que la destrucción de la central hidroeléctrica es un sabotaje deliberado de Ucrania.
A su vez, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acusó a las fuerzas rusas de realizar «una detonación interna de las estructuras» de la central hidroeléctrica, lo que Moscú rechazó en términos enérgicos.
