El mullet: Más que un simple corte de cabello

Tiene una historia política que se extiende más allá de los personajes populares que alguna vez lo adoptaron.

Desde Paul Mescal en los Bafta hasta el corte de pelo «mixie» de los premios de los gobernadores de Emma Corrin, el mullet que se hizo popular en la década de 1970 del siglo pasado, está en todas partes.

Lo que pocos saben es que el estilo que algunos llamaban “de negocios al frente y fiesta atrás” tiene una historia política que se extiende mucho más allá de la alfombra roja y de la influencia de iconos del pop como David Bowie.

En 1622, el colono de Plymouth, Edward Winslow, describió que el líder nativo americano Abenaki llamado Samoset tenía: «el pelo de la cabeza negro, largo atrás, corto delante y nada en la cara».

En una época en que el cabello era clave para las culturas comunitarias, se escribió sobre el mullet con tintes imperiales y racistas. El estilo se asoció con personas consideradas rebeldes por naturaleza, parte de la retórica utilizada para legitimar el uso posterior de la violencia contra ellos.

El peculiar corte de pelo de los soldados irlandeses (que pudo haberle llamado la atención durante una estancia en la calle de los comerciantes ingleses residentes en Amberes) inspiró al artista renacentista a reflexionar sobre la diversidad cultural.

En una era de consumismo global, el conocimiento de nuevos peinados con combinaciones peculiares de cabello corto y largo, como el mullet, podría generar reflexiones sobre la moda, el gusto y la identidad.

Es una forma de vida, un estado de ánimo, una actitud… notable por su capacidad para ofender, intrigar, entretener… asustar e incluso excitar. Algunos encuentran el salmonete noble, hermoso, incluso elegante. Otros lo encuentran crudo, fruncido o rebelde.

El significado del peinado ha cambiado a lo largo de la historia, pero la historia del mullet es una del poder del cabello para perturbar y provocar en las sociedades de todo el mundo.

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