LA BISABUELA DEL PRÍNCIPE ALBERTO DE MÓNACO ERA MEXICANA

Por las venas del príncipe Alberto de Mónaco corre sangre mexicana.

“Por mis venas corre tequila”, decía divertido y orgulloso el príncipe Rainiero III de Mónaco, cuando contaba la historia sobre su origen mexicano. La madre de su padre, el príncipe Pierre de Polignac, Susana de la Torre y Mier, nació en la Ciudad de México. Aunque Rainiero no conoció a su abuela fue gracias a los relatos de Pierre, que pudo saber su historia y quedó fascinado con México y todas sus tradiciones.

Pierre de Polignac, hijo de la mexicana Susana de la Torre y Mier y el conde Maxence de Polignac.

REALEZA MEXICANA

La boda de María Luisa de Mier e Isidoro de la Torre, el 11 de diciembre de 1857, en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México fue considerado el casamiento del año y del que se habló durante mucho tiempo.

No era para menos, con este enlace se unían dos de las familias más poderosas de nuestro país. Una poseía los ingenios azucareros más grandes de toda Latinoamérica, y los Mier eran considerados uno de los clanes más ricos de la nación y dueños de históricas propiedades.

El joven matrimonio tuvo siete hijos, Susana, Isidoro, Tomás, Ignacio, María de la Concepción, María Guadalupe y María de la Esperanza. La mayor de todos, Susana María Estefanía Francisca de Paula del Corazón de Jesús de la Torre y Mier nació el 2 de septiembre de 1858 y fue educada junto a sus tres hermanas en los mejores colegios de México, Estados Unidos y Europa.

María Luisa de Mier se encargó de formar a sus hijas en las buenas costumbres y modales, así como en la fe católica. Susana y sus hermanas viajaban frecuentemente a Europa, eran clientas asiduas de las exclusivas boutiques parisinas.

Más que bonitas, las hermanas De la Torre y Mier sabían sacarse partido, resaltando su blanca piel y ojos claros; elegían sofisticados vestidos y peinados que las hacían lucir como verdaderas princesas.

Además, en Europa se codeaban con la crema y nata de la aristocracia del Viejo Continente. Susana hablaba cinco idiomas, inglés, alemán, italiano, francés y su lengua materna, el español.

En la foto, la princesa Carlota junto a su padre Luis II, la princesa Antonieta, Robert Baden-Powell, Pierre de Polignac y el príncipe Rainiero en 1930.

En 1881, durante una de sus escapadas a Europa, conoció al conde Maxence de Polignac, quien quedó flechado por la mexicana a la que cortejó hasta pedir su mano. Susana, de 23 años, y Maxence, 24 años, se casaron el 10 de octubre de 1881 en París, Francia.

El matrimonio entre Carlota y Pierre fue arreglado y nunca se entendieron como esposos (foto tomada en Mónaco en 1931)

La pareja tuvo ocho hijos, Josefina, María Luisa, Raimunda, Javier, Ana, Maxence, Beltrán y Pierre de Polignac. Susana fue una madre muy presente en la educación de sus hijos.

Por ejemplo, cuentan que por las noches solía leerles poesías del libro Dichas y penas de Isabel Pesado, Duquesa de Mier donde la poeta escribió relatos del Bosque de Chapultepec y otros tantos dedicados a la Virgen de Guadalupe.

Por Erika Roa Torres
Fotos Getty Images

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