Impartirán taller de teatro para mayores de 60 para enfrentar la soledad.

Con cinco décadas de trayectoria, la actriz Teresa Rábago recurre a “su lenguaje teatral” para acercar a la actuación a las personas de la tercera edad y que “por algunas horas entren en una dimensión distinta a la realidad”.

Rábago, en entrevista con La Jornada, contó que impartirá el taller El otro lado de la Luna, en el Centro Cultural Helénico, está enfocado por primera vez a este perfil humano. Precisó que no tendrá costo.

“La intención es que los interesados encuentren que aún pueden sorprenderse a sí mismos, pues la tercera edad es de soledades, aunque parezca que la persona está acompañada, que tiene a su familia, pues hay quien por fortuna es atendido, pero existen otros que no lo están”, señaló.

Estas soledades, agregó, “tienen que ver con el pasado; entonces, la idea es llevarlos al juego escénico, para que de manera paulatina se miren a sí mismos y determinen por qué sentir, relacionarse y entender a los demás, así como a ellos mismos; es una revaloración de sus personas”.

Rábago sabe que su intención de que alguien asista es ambiciosa, pero “el pretexto es hacer sentir a quienes participan que pasan por el escenario y van a jugar a ser actores, a entender ese quehacer” artístico.

Acerca del título El otro lado de la Luna explicó por qué lo llamó así, con relación al satélite: “Ahí, se dice, hay oscuridad, pero que tal que existe un punto de luz, de revaloración de realidades; éstas se pierden conforme uno va creciendo y te alejas de lo que eras. Ahora estaremos ahí para que cada quien se entienda a sí mismo y trabaje con sus soledades y miedos, además de que se llene de ánimo y resistencia”.

Rábago espera que su invitación sea escuchada en todos lados e instó a quienes “alguna vez quisieron acercarse a este arte, pero se quedaron con la curiosidad de lo que era la inmersión del artista”.

Puntualizó: “Quien asista, puede no tener experiencia, algún vínculo, inquietud o, tal vez, algo se le quedó en determinado momento; ese no es el problema, la cuestión es que se animen a hacer otra cosa y se paren en el escenario”.

Además, sostuvo, en este quehacer “se rompen miedos, los cambias por el riesgo; yo digo que la tercera edad tendría que ser la más maravillosa, porque es la etapa de la sabiduría. Confío en la magia del teatro, en el lenguaje infinito de la ficción y voy a tratar de hacer que sí actúen y digan los textos de un personaje”.

Entonces, “ellos y ellas van a corroborar que todavía hay cosas que se pueden hacer; hay gente de la tercera edad entusiasmada, vital y trabajadora, pero hay otra que está consumida por una depresión profunda”, destacó la actriz.

“Propuesta que permite acercarme a mi generación

Esta propuesta académica, dirigida a personas de más de 60 años, la cual tendrá lugar en el Salón de Ensayos del recinto de avenida Revolución, “me parece que se realiza en un momento muy oportuno, generoso, de la vida que me permite acercarme a mi generación y platicar de tú a tú”.

Sin duda, enfatizó, “es medular el primer encuentro; cuando vea a la gente que llega, ahí determinaré qué obras, planteamientos o posibilidades de texto emplearé. No se trata, agregó, de calidades, sino de capacidad de riesgo para jugar, lo que importa es que lo hagan”.

La actriz también aseguró que la pandemia “nos puso en otro lado a todos los seres humanos y eso cargó conflictos de todo orden; confío que aprendimos a vivir con esto y tenemos derecho a seguir viviendo y tratar de ser felices a veces, aunque no se pueda todo el tiempo”.

Por eso, insistió, “es medular y me interesa mucho el tema de la soledad; la Luna está sola, sin embargo, ilumina, cambia y es inspiración del poeta. Incluso, puede ser gozosa y no un drama si te abres a lo que te toca vivir; una cosa es estar solo y otra sentirse solo. El teatro jamás te hará sentir soledad, eso te lo firmo”.

Rábago destacó: “Si alguien se anima a llegar, aunque tuviera dificultades físicas o lo que sea, entra y le buscamos un espacio, pues, como dice mi maestro y mentor Luis de Tavira, ‘lo importante de la reunión, es la reunión’”.

Entonces, añadió, “ya que lleguen los interesados, tenemos ganado 50 por ciento del proceso, porque ya están ahí; lo demás es aprovechar su presencia. Esto quiere decir que hubo un impulso, propio y de voluntad, lo cual es un gran paso”.

Para Teresa Rábago, su profesión es una “especie de vocación conventual, pues tengo paz, luz y muchas cosas. El camino del teatro y ser actor, te lleva a otras actividades, pero he hallado que quien descubre su vocación, encuentra su misión”.

De hecho “la pandemia me aterró, porque creí que veía el fin de mi profesión; no lo podía creer, todo estaba cerrado; además, el teatro hace todo lo que estaba prohibido en la emergencia sanitaria: acercarte a un lugar oscuro, sin ventilación, sin cubrebocas, hablándole a la cara a la gente, desarrollando emociones, tocando al otro… todo lo que no se podía. Así que retomar la vida y hacer esto me tiene más serena”.

Ahora, convencida de que tendrá que “vencer resistencias”, Rábago ha estructurado el taller teatral con una duración de 80 horas, distribuidas en cuatrimestres con dos sesiones semanales de tres horas.

De esta forma, “los participantes profundizarán en temas concernientes a la escena, como el ritmo, el tiempo, la memoria y la práctica. Los requisitos son usar ropa cómoda, llevar agua y disposición para practicar los ejercicios propuestos”.

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