Sinergia entre arte y biotecnología de plantlas

¿Qué pinta un artista en un laboratorio científico? ¿Qué sentido tiene que pase un tiempo en un centro de investigación colaborando con los científicos para crear una obra de arte basada en sus investigaciones? Las así llamadas “residencias artísticas” en centros de investigación son una figura de colaboración arte-ciencia cada vez más extendida internacionalmente.

En el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas de Valencia, IBMCP, se está llevando a cabo una de dichas residencias: AR(t)IBMCP, la primera en Valencia y la primera sobre arte y biotecnología de plantas en España.

Colaboración arte-ciencia

Una de las funciones reconocidas del arte es su capacidad para reflexionar sobre la realidad de modos alternativos a los habituales. En este sentido, los artistas pueden generar perspectivas provocadoras sobre la ciencia y también más fácilmente accesibles para la sociedad. Por otro lado, la creación artística sobre temas científicos abre el camino a los propios investigadores para descubrir nuevas potencialidades en su campo. Esto hace que se esté dando actualmente un aumento en el número de iniciativas de colaboración entre artistas y científicos.

Prueba de ello es la existencia de revistas especializadas en dicho campo (como la revista Leonardo), centros interdisciplinarios (como el MIT Center for Art, Science & Technology) y redes nacionales y plurinacionales de apoyo a dichas iniciativas (como la estadounidense Alliance for the Arts in Research Universities, a2ru o la europea S+T+ARTS).

Otra prueba indirecta del cada vez mayor interés en la colaboración arte-ciencia es el creciente uso de las siglas STEAM (ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas, por sus siglas en inglés) en lugar de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) para referirse a las habilidades más demandadas.

Residencias artísticas en centros de investigación

Entre las iniciativas llevadas a cabo para promocionar el diálogo arte-ciencia está la realización de residencias de artistas en centros de investigación científica. En ellas, los creadores reflexionan junto a los trabajadores del centro sobre el trabajo allí realizado y el artista adquiere práctica en las técnicas utilizadas en la investigación. El resultado final es la creación y exposición de una obra artística relacionada con la actividad científica de la que ha sido testigo y actor.

Los ejemplos de residencias artísticas desarrolladas en centros de investigación son numerosos, siendo quizás una de las más conocidas y longevas la del CERN en su acelerador de partículas, que va por su décimo año. Otros ejemplos notables son las del Fermilab, la Agencia Espacial Europea, la empresa de Biología Sintética Ginkgo Bioworks o la empresa de telecomunicaciones Deutsche Telekom.

En España también se están realizando algunas residencias de artistas en centros de investigación. Una de ellas, la del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, CNIO de Madrid, ha llegado a contar con stand propio los dos últimos años en la Feria de Arte Contemporáneo ARCO. En Barcelona tenemos las del Institute for Research in Biomedicine, IRB, y el Centre for Genomic Regulation, CRG.

Residencia artística en el IBMCP: AR(t)IBMCP

En el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, IBMCP, en Valencia, se está llevando a cabo la residencia artística AR(t)IBMCP. Está promovida por el Vicerrectorado de Arte, Ciencia, Tecnología y Sociedad de la UPV, que con ella inicia este año el Programa de Artistas en Residencia de la UPV. Además, AR(t)IBMCP cuenta con la colaboración de la Facultad de Bellas Artes de la UPV, donde el artista concluirá su obra, y del Centre del Carme Cultura Contemporània, CCCC, donde la obra será finalmente expuesta.

El IBMCP es un centro público de investigación que usa la biotecnología de plantas para dar respuesta a desafíos globales tales como producir más alimentos consumiendo menos recursos, conseguir cultivos mejor adaptados al cambio climático, producir vacunas y medicamentos en plantas, o recuperar el sabor tradicional del tomate en las variedades actuales, por citar algunos ejemplos.

No obstante, la responsabilidad de dicha tarea no debe residir únicamente en la comunidad científica, sino que exige la colaboración de toda la sociedad. En esta línea, la residencia AR(t)IBMCP se configura como proyecto artístico-científico para explorar nuevas visiones sobre el papel de la biotecnología de plantas en la agricultura.

El residente este año en AR(t)IBMCP es el estadounidense Carlos Castellanos, artista interdisciplinar con un amplio rango de intereses como son la cibernética, la ecología, la fenomenología y la inteligencia artificial.

Con su proyecto Phytosemiotic Expressions, Castellanos pretende explorar en AR(t)IBMCP cómo las plantas pueden comunicar sus reacciones y adaptaciones al cambio climático de un modo entendible por los humanos. Para ello utilizará inteligencia artificial como modo de transformar las respuestas de las plantas en textos y sonidos que comuniquen el nivel de estrés que sufren ante distintas variaciones ambientales.Conferencia Intersections of living and machine agencies in the arts impartida por Carlos Castellanos en el AR(t)IBMCP.

En definitiva, parece incuestionable que la diversidad de ideas y visiones es la mejor herramienta que poseemos los seres humanos para responder a los desafíos globales a los que nos enfrentamos. Y las iniciativas internacionales de colaboración arte-ciencia son un excelente modo de aportar dicha diversidad.

Ese es el sentido y la promesa de las residencias artísticas en centros de investigación, en general, y de la residencia AR(t)IBMCP, en particular. Ahí tenemos la respuesta a las preguntas iniciales de este artículo.

Javier Forment es responsable del Servicio de Bioinformática del IBMCP, Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas IBMCP (CSIC-UPV); Pablo Vera es director del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas, IBMCP, Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas IBMCP (CSIC-UPV).

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

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