VOLVER A NUEVA YORK A UNA FIESTA DE LA LITERATURA

Ir a Nueva York es para muchos de nosotros un viaje anhelado. Ir con la expectativa de hablar con algunas de las voces de su escena literaria es un sueño. Así será mi segundo viaje de este año a esa bellísima, caótica, intimidante y fascinante ciudad, para asistir a la FIL NYC y aprender por cuatro días de la literatura en español. Y sin lugar a duda, un evento así me hace recordar el impacto que los hispanohablantes han tenido en esa región de los Estados Unidos y desde ahí en el mundo. Nombres como José Martí o García Lorca nos recuerdan que históricamente ha sido un lugar de peregrinaje, la meca de la literatura en español en los Estados Unidos, que es hoy lo que en su momento fue París.

Para los que vivimos en este país y que somos de origen hispano, nos emociona ir y ser testigos de la escena vibrante de su comunidad literaria, e imagino que lo será aún más para aquellos que la visitan y que vienen de lugares que son prácticamente desiertos para los lectores en español. ¿Cómo no emocionarse con la presencia de tantas instituciones concentradas en una sola ciudad? ¿De institutos como el Centro King Juan Carlos I de España con sus más de 25 años? ¿O la primera Maestría de Escritura Creativa en los Estados Unidos, fundada en New York University por nuestras queridas Mariela Dreyfus, Lila Zemborain y Sylvia Molloy a quien recordamos con cariño y admiración después de su partida? ¿Cómo no reconocer el impacto de programas como el Latin American Cultural Studies en CUNY o el Mexican Studies del Instituto Lehman? ¿O recordar la Revista Hispánica Moderna y lo que hace Casa Hispánica en Columbia University? ¿O tener en mente el gran trabajo del Instituto Cervantes?

Los nombres de escritores que se formaron o han enseñado en estos lugares han marcado nuestras letras como Carmen Boullosa, Lina Meruane, o Diamela Eltit. Decenas de nombres de renombrados escritores que se han graduado de NYU son de lo mejor que hay hoy en nuestra literatura. Y si quieren hacer un recorrido por algunos de ellos les recomiendo la columna de Camila Osorio y Constanza Lambertucci en El País, “La peregrinación de escritores latinoamericanos a Nueva York” o el libro de Gerardo Piña-Rosales para saber de los nombres de escritores españoles en los Estados Unidos. Nueva York es vínculo con las comunidades de lectores hispanos, como lo es el trabajo de promotores como María Hinojosa en Latino USA.

Y a esta enorme presencia de docentes, estudiantes, escritores y lectores responden muchos esfuerzos que atienden a una población de más de 2.5 millones de hispanos viviendo en esa ciudad. Lo vi en mi visita de hace unos meses cuando las fundadoras de Word Up Community Bookshop/Librería Comunitaria, me permitieron conversar con fundadoras de espacios como Smol Books y Miranda Writes Books. Ni se diga de las revistas que desde Nueva York salen al mundo, como Viceversa Magazine Los bárbaros, o de las editoriales que desde ahí publican a un sinfín de escritoras y escritores como Chatos inhumanos y Sudaquia, que celebra en estos días su décimo aniversario.

Es por eso que me emociona tanto que muchos de nosotros hagamos el peregrinaje a esta ciudad para celebrar a una Feria del libro, a una FIL como la llamamos cariñosamente, y que esta surja de la colaboración entre varias instituciones como son CUNY, Sundial House, NYU, Columbia University, Instituto Cervantes, New York Public Library y Hablemos, escritoras. Que sus organizadores, José Higuera y Dejanira Álvarez haya convocado a tantos escritores y editores locales, y que además abra sus puertas a otros que atraviesan la frontera desde Perú, Uruguay, Colombia, México, Chile y España, como Brenda Lozano, Fernanda Trías, Pilar Quintana, Diego Rabasa, Irina Pfuño, Jeannette L. Clariond, Pablo Slachevsky.

Del 6 al 9 de octubre los ojos del país y del mundo giraron de nuevo a la ciudad de los rascacielos, a la Quinta Avenida, al Central Park, a la Biblioteca principal, a sus edificios Art Deco, a la sala principal de Central Station. Regresamos a la Nueva York literaria, hisapanohablante. A las calles, el subway y los restaurantes donde los acentos hispanos se mezclan y dejan su marca.

Yo tomaré mi avión en unos días totalmente emocionada de regresar al micrófono con tres escritoras latinoamericanas que han marcado nuestras letras: Fernanda Trías, Pilar Quintana y Brenda Lozano. Para después sentarme a conversar con 4 editores y traductores: Diego Rabasa, de Editorial Sexto Piso —una editorial que celebra ya 20 años de su fundación—, Astrid López, de Ediciones Antílope, Iván Vergara y sus dos proyectos Editorial Ultramarina Cartonera y la Plataforma Placa, y el traductor Alejandro Álvarez de Casa Hispánica. Viajo con maletas cargadas de libros que viajan de todo el continente, España y los Estados Unidos, feliz de compartir en esta Feria del libro el enorme talento de escritoras contemporáneas y de todos los tiempos.

Lo que empezó en Nueva York es una apuesta osada, porque en la unión de estas fuerzas se refrenda un compromiso: la literatura en español será cada vez más fuerte y estará cada vez más presente en los Estados Unidos.

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