¿Qué es el Bloomsday y por qué se celebra tanto en Irlanda?

Al aterrizar en el aeropuerto de Dublín, mi teléfono móvil se activa y me recibe una avalancha de correos electrónicos relacionados con el Ulises. Uno en particular me llama la atención. Es del presidente de Irlanda.

«Ulises fue un nuevo y valiente punto de partida cuya influencia sigue reflejándose en muchos de los grandes escritos del siglo XXI», dice el presidente Michael D. Higgins. «Leyéndolo ahora parece ser tanto una celebración de lo que es la llegada del modernismo como, de forma curiosa, una anticipación de sus defectos e insuficiencias. Es sobre todo irlandesa en su esencia y en su referencia».

Esto me dio ciertamente algo en lo que pensar en el taxi hasta mi hotel. Estaba en Dublín para el centenario de la publicación de la novela (2 de febrero de 1922) y ya había entrado en contacto con un ilustre admirador. Vladimir Nabokov consideraba el libro «una obra de arte divina». Hoy en día, todo el mundo, desde Salman Rushdie hasta Kate Bush, canta sus alabanzas. ¿Cuál es el secreto de su perenne atractivo? Tuve cuatro días para averiguarlo.

Para los que no han leído el Ulises (y para los que simplemente dicen haberlo hecho), cuenta la historia de Leopold Bloom y sus aventuras en un solo día en Dublín (16 de junio de 1904). Este año, el Bloomsday ofrece un programa repleto de eventos, como el Festival de Cine del Bloomsday en el Centro James Joyce (que se abrió al público el 7 de junio de 2022) y en el Instituto de Cine Irlandés; y tres exposiciones con temática de Bloom en el Museo de Literatura de Irlanda.

Cuando era adolescente, intenté (y fracasé) leer la obra maestra modernista de Joyce. Sólo en la treintena me tropecé con sus 644 páginas completas. Ahora, a mis 40 y pocos años, seguía luchando con «la modalidad ineludible de lo audible», y no me sentía muy seguro con «la contramagnificación y la antigüedad de lo nuevo» [expresión intraducible sacada de la novela de Joyce: contransmagnificandjewbangtantiality]. Necesitaba ayuda.

Así que recluté a tres obsesivos de Ulises para que me guiaran por el laberinto joyceano. El primero fue el senador David Norris, político irlandés de larga trayectoria y antiguo profesor de literatura en el Trinity College de Dublín. La segunda: Anne Enright, novelista ganadora del Premio Booker y profesora de escritura creativa en el University College de Dublín. El tercero: Simon O’Connor, director del Museo de Literatura de Irlanda (o MoLi, como es más conocido).

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