El destacado artista plástico y escultor falleció este viernes en Mónaco

Este viernes el mundo amaneció con una mala noticia, a los 91 años, en su casa en Mónaco, murió Fernando Botero, nacido en Medellín, Colombia, en 1932, gran artista plástico que con sus obras de arte se colocó en la cima de la fama y del reconocimiento.
Fue pintor, escultor y dibujante. “Su estilo figurativo hasta tiene nombre oficial: el boterismo.» El cual muestra a las figuras más robustas y gruesas de lo habitual.
A pesar de que siempre fue conocido por ser el pintor de «gordos», Botero siempre decía que él no tenía interés por representar ‘la gordura’, se mueve por demostrar el valor del volumen.
La crítica especializada lo estimaba profundamente. En 2016 Calvo Santos escribió: “Botero es hoy uno de los artistas más cotizados de la actualidad y sin duda el pintor colombiano de mayor resonancia internacional”. La vigencia no decae de un día para el otro.
Por ello aquí algunas de sus obras más representativas:
La Monalisa
La Monalisa, un personaje de la historia del arte universal, fue reinterpretada por Fernando Botero en 1978 y aunque el artista mantuvo detalles de la obra original como la posición de las manos, la mirada y la sonrisa, incorporó nuevos elementos en el fondo como el volcán y las montañas.

La familia presidencial
Cuando Botero pintó La familia presidencial estaba haciendo una crítica a la representación política de la sociedad colombiana y del mundo entero. Pintado en 1967, este cuadro representa el poder, sobre todo al presidente de Colombia, la figura masculina en la parte posterior del grupo a la izquierda.

La muerte de Pablo Escobar
En ‘La muerte de Pablo Escobar’ es una de sus obras más famosas. Pintada en 1999, se considera un gesto pop, un cambio en su dirección hacia la historia reciente de su país. No solo reconocemos el sello del artista sino también al personaje retratado, nada menos que una celebridad maldita que llegó a ser la referencia inmediata –y desafortunada– cada vez que alguien pronuncia la palabra Colombia. La figura del capo de Medellín se apodera del cuadro por tamaño y por mito.
Escribió el crítico Esteban Iborio: “El narco llevaba meses en busca y captura y fue finalmente localizado. Huía de la policía por los tejados de la ciudad de Medellín, estaba descalzo y pesaba 100 kilos (excelente modelo para Botero). No tardaron en abatirlo. Años después, Botero, paisano suyo de Medellín, lo representa en esta obra con aspecto gigantesco, un Godzilla colombiano, justo en el momento que una ‘lluvia de plomo’ acaba con él.

Pablo Escobar muerto
A Escobar lo volvió a pintar en el año 2006. Pablo Escobar muerto fue una sorpresa para todos. Pero Botero lo tenía claro: “Soy contra el arte como arma de combate, pero en vista del drama que sufre Colombia, llegó el momento en que sentí la obligación moral de dejar un testimonio sobre un momento tan irracional de nuestra historia”, dijo cuando donó la primera de estas piezas, junto a otro medio centenar de obras, al Museo de Antioquia.

Pareja Bailando
Músicos, bailarines e instrumentos musicales hacen parte de un repertorio recurrente inspirado en los recuerdos de su infancia y juventud, por lo que sus escenas parecen haberse detenido en los años treinta y cuarenta.

La Mano
Por último, una escultura. Porque Botero, además de un destacado pintor, hacía esculturas muy interesantes, siempre fiel a su estilo acaracterístico. La Mano no es otra cosa que la representación de una mano humana. Fue adquirida por Telefónica y posteriormente cedida al Ayuntamiento de Madrid, aun así Telefónica sigue conservando su propiedad. Se encuentra en el Paseo de la Castellana, en Madrid, España.
Lo que vemos es una mano izquierda en grandes proporciones. Mide aproximadamente lo que una persona de pie. En 1995, cuando el periodista Enrique Cavestany la vio por primera vez, comenzó su reseña en el diario El País de esta manera: “¡Qué hermosura esa mano de Botero surgiendo gordezuela y juguetona del césped de un parterre frente al Museo de Ciencias Naturales!” Parece que lo que primero genera Botero es eso: fascinación.
