Colectivos de arte de la alcaldía Cuauhtémoc no pueden recuperar sus murales

El anuncio se difundió con premura por todas las redes sociales de colectivos culturales de Tepito: era una convocatoria para salvar los murales de la Fortaleza y la unidad Palomares. El mensaje fue una llamada de ayuda de Arlen Rodríguez, estudiante de 19 años que planeó la campaña Tepito Zona de Arte, que convocó a varios colectivos del barrio como el de Tepito arte acá, la Escuela para la paz del barrio, la Red de Espacios Culturales y la Casa Barrio.

Meses antes, la Alcaldía Cuauhtémoc borró algunos de los murales que forman parte de la identidad cultural de esta parte del barrio. El primero, en noviembre de 2021, blanquearon uno hecho por un artista llamado Faro, que junto con un grupo de niñas y niños crearon una obra en la unidad habitacional Palomares. Junto al mural, se escribió una cita atribuida a Daniel Manrique, muralista y uno de los máximos exponentes del colectivo Tepito arte acá, surgido en los 70 del siglo pasado. En su lugar, Sandra Cuevas, la alcaldesa, levantó otro mural hecho por un artista local.

Después, en enero del 22, trabajadores de la alcaldía borraron dos frases pintadas en un muro del área de estacionamientos de La Fortaleza. El pretexto fue la creación de un Sendero seguro (programa de mantenimiento urbano calcado del gobierno de la Ciudad de México, pero en menor escala y con peores alcances) y la implementación de otro programa: Embellece tu colonia (que da apoyos para pintar unidades habitacionales). Un par de meses después, todos los rótulos de los puestos callejeros de la alcaldía desaparecieron en cuestión de días; también los murales de los mercados Juárez y Martínez de la Torre. 

Las frases en cuestión se atribuyen a la fallecida “Reina del albur”, Lourdes Ruiz, y rezan como sigue: “Los tepiteños crecemos como los bisteces, a putazos” y “México es el Tepito del mundo y Tepito es la síntesis de lo Mexicano”.

La convocatoria de Arlen citó a vecinos y artistas a las diez de la mañana en la Calle Peñón, entre Avenida del Trabajo y Toltecas, pero cuando artistas, activistas y vecinos llegaron al lugar, policías y personal administrativo de la alcaldía ya se les había adelantado. 

Entre policías, funcionarios y vecinos que discutían a gritos se alcanzó a escuchar la voz de Jacobo Loaeza, de la Red de espacios culturales:

“¡No estamos peleando algo que no sea justo! Y tampoco queremos señalar a un culpable de haberlos borrado ni entrar en pleitos políticos. Es nuestra identidad, es nuestra raíz, es nuestro origen. Yo no sé cómo la alcaldía no nos deja trabajar. Hasta donde yo sé, esa barda es propiedad privada. Nosotros fuimos a hablar con los vecinos y a pedir permiso”. 

Detrás de un tumulto que se arremolina sobre el andador de la Calle Peñón, se asoma un grupo de policías que resguardan el mural mandado a hacer por Sandra Cuevas a Ramón Ubando, otro artista del barrio que hace un año fundó otro colectivo llamado Tepito el barrio se levanta. El mismo Ramón está ahí, frente a su obra, junto a los policías, se para derecho y saca el pecho, lleva un atuendo deportivo todo negro y gafas oscuras. Con molestia, dice:

“Es que llegan a reclamar, que dicen que vienen a rescatar los murales y van a pintar sobre el trabajo que ya están haciendo otros. Aquí se les invitó a participar y nunca vinieron a hacer nada. Llegan y nos dicen que borraron, pero ese era un texto que ni siquiera era vigente, nosotros ya tenemos una nueva problemática, que ellos vengan, que hagan, que trabajen con la gente”.

Ramón Ubando.

Ramón Ubando se reconoce como discípulo de Luis Arévalo, que junto con Daniel Manrique y Armando Ramírez fundaron Tepito arte acá, el colectivo responsable de empezar un movimiento muralista y popular que sigue vivo en el barrio. El mural de Ramón es el único en bajo relieve esgrafiado en concreto. “Lo hicimos así para que perdurara, para que no se perdiera”, dice.

En la mañana el argumento para impedir la pinta fue que los colectivos de arte no podían pintar la barda porque no contaban con el permiso de la alcaldía. A lo que los vecinos respondieron que se contaba con las firmas de más de la mitad (150 de 163 departamentos) con la anuencia de las pintas.

“Ahora nos piden un permiso para realizar nuestros murales, no tenemos por qué pedirle permiso a la Alcaldía, porque esto es de la fortaleza, es una unidad privada”, comenta al respecto Efrén Islas Balderas, un señor de casi 70 años que ha vivido toda su vida en el barrio y que voluntariamente desempeña trabajos de coordinación cultural y social. Él hace años buscó a los alumnos de Daniel Manrique para que pintaran murales al interior de la unidad habitacional y respalda el rescate de la gráfica en los muros borrados. 

La mañana transcurre y los colectivos empiezan a pintar de blanco el muro de la Fortaleza, para empezar a trazar nuevos murales sobre él. Sin embargo, pasado el mediodía el personal de la alcaldía, entre ellos representantes de comunicación social y Francisco Delgadillo, director general de seguridad ciudadana y protección civil, dicen que no están seguros de que las firmas colectadas por Arlen y Jacobo sean verdaderas y dicen que necesitan cotejarlas con un censo de la unidad habitacional. 

Mientras las discusiones escalan, al lugar llega Mayra Valenzuela, una de las “Siete Cabronas de Tepito”. Mayra es defensora de Derechos Humanos, vecina del barrio e integrante del proyecto de las Siete, que busca reivindicar a los habitantes de estas colonias como personas trabajadoras y que encaran la dureza de la realidad que los rodea.

“Esto es una fiesta comunitaria, donde los artistas no nos están cobrando. Esto es identidad para el barrio, son derechos civiles y políticos. No hay problema, hace tiempo nos entregaron este muro a los vecinos”.

Mientras Mayra habla, los aires se calman y ambas partes, tanto vecinos como funcionarios, empiezan a ceder.

“Aquí hicimos un proyecto de las Siete Cabronas, y eso para nosotras fue un orgullo. No se va a transgredir nada, esta es parte de un proceso de recuperación del espacio público y eso pasa por la cultura barrial, que es algo que estamos perdiendo”. 

Mayra Valenzuela

Las palabras de Mayra no fueron suficientes para ablandar la determinación de los funcionarios de la alcaldía que terminaron por replegar a los vecinos e impedir la recuperación de los murales. Ahora, Arlen, estudiante de derecho, prepara un camino judicial para retomar la recuperación de la gráfica en Tepito, campaña a la que no renunciará, ni ella ni los colectivos del Barrio Bravo.

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